miércoles, 1 de diciembre de 2010

Ni rastro de la goleada


Cuando se pierde contra el máximo rival duele, cuando no se da una buena imagen duele un poquito más, pero cuando encima te caen cinco chicharros es para no levantar cabeza en mucho tiempo. Pero que mejor que distraer la atención cuando no interesa recordar esta humillación.
El día después de la derrota, en la portada los diarios de los equipos madridistas ya no se acordaban lo que pasó, si no que divagaron con la sanción (totalmente justa) que se puso Ramos, Alonso y Mourinho por provocar las tarjetas, y un huequecito para "el penalti" y "el fuera de juego" de Villa en el tercer gol. El que no se consuela es porque no quiere. En el otro diario de la capital ni siquiera se menciona.
¿Qué hubiera pasado si el que se sentaba en el banquillo hubiera sido Pellegrini? No quiero ni imaginarmelo. Lo mismo la portada de hoy hubiera sido el entrenador colgado boca abajo en un linchamiento público. Pero como el portugués parece que tiene bula papal, no se le puede decir absolutamente nada, al revés, sigue siendo el mejor entrenador del mundo.
Y la última es la rueda de prensa que ha dado hoy Ramos, excusandose y diciendo que no fue a lesionar y que golpeó más a Lass que ha Messi. Todo el mundo le creyó hasta que afirmó que no hubo ordenes de que le expulsaran el día del Ajax. Y lo dijo en el mismo tono en el que se disculpó, es decir, que puede ser un máginifico actor. Yo ya no me creo nada, no soy tan inocente. Cada uno que piense lo que quiera.
Pero que le vamos a hacer, no se le puede pedir peras al olmo.
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